domingo, 10 de octubre de 2010

La Cama junto a la Ventana

"Según cuenta una vieja historia, cierto día, un hombre gravemente enfermo fue llevado en silla de ruedas a una habitación de hospital donde otro paciente ocupaba la cama que había junto a la ventana. Al poco tiempo, los dos ya se habían hecho amigos y el que estaba al lado de la ventana miraba por ella y se pasaba las horas deleitando a su compañero postrado en la cama con vívidas descripciones del mundo exterior. Algunos días describía la belleza de los árboles del parque que había frente al hospital y la danza de las hojas en el viento. Otros días, entretenía a su amigo con minuciosas narraciones de lo que la gente que pasaba junto al hospital hacía. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, el hombre postrado en la cama empezó a sentirse frustrado porque no podía ver por sí mismo las maravillas que su amigo describía. Su antipatía continuó creciendo y acabó por odiarlo intensamente.
Una noche, durante un ataque de tos particularmente severo, el paciente de la cama junto a la ventana dejó de respirar. En vez de apretar el interruptor para pedir ayuda, el otro hombre eligió no intervenir. A la mañana siguiente, el paciente que le había proporcionado a su amigo tanta felicidad compartiendo con él lo que veía a través de la ventana fue declarado muerto y retirado de la habitación. Sin pérdida de tiempo, el otro hombre pidió que colocaran su cama al lado de la ventana, una petición que fue atendida por la enfermera de servicio. Pero cuando al fin se asomó, descubrió algo que le hizo estremecerse: la ventana daba a una desnuda pared de ladrillos. Su antiguo compañero de habitación había sacado las increíbles vistas que le describía de su imaginación como gesto de amor para hacer el mundo de su amigo un poco mejor en aquel momento difícil. Había actuado desinteresadamente, por amor."

Extraído del libro Lecciones sobre la Vida del Monje que vendió su Ferrari de Robin S. Sharma

El pensar únicamente en sí mismo y la envidia, por no estar en el lugar de su amigo que creció hasta convertirse en odio, fueron las causas que en el momento que pudo ayudarlo y quizás salvarle la vida no supo corresponder a su amistad.
Luego descubriría algo de aquella anhelada vista desde la ventana que nunca hubiera imaginado. Un error común del ser humano es asumir que los demás son incapaces de hacer cosas o pensar de modo que él nunca haría.
Muchas veces contamos con personas que en momentos difíciles para nosotros están allí para ayudarnos a sobrellevarlos... quizás nuestra madre o padre, un amigo, un consejero... pero quizás nos olvidamos preguntarnos si esa persona, aunque en apariencia no lo demuestre, podría necesitar de nosotros también.

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