martes, 29 de junio de 2010

El pianista que perdió un brazo...

Cuenta la historia que el joven pianista Paul Wittgenstein, a poco de su debut como concertista, fué llamado a combatir en la primera guerra mundial dejándo de lado su prometedora carrera musical.
El jovén soldado fué gravemente herido y hecho prisionero. Lamentablemente para Paul producto de ésto su brazo derecho tuvo que ser amputado; ¿todo estaba perdido?
Paul Wittgenstein se sumió en la más onda depresión; su carrera de músico, su sueño ¿se había perdido para siempre?
Pasado el tiempo y concluída la guerra Paul logró cambiar su depresión por esperanza, y se sumergió en un profundo estudio y trabajo arduo de horas interminables.
Empezó a buscar toda obra para piano que pudiese interpretar con su única mano disponible; buscando que transcribirlas y adaptarlas para él.
Su talento -aún intacto- y su perseverancia le valieron el reconocimiento y respeto de sus colegas músicos. Tanto fue ello que talentosísimos compositores como Prokofiev y Richard Strauss entre otros, compusieron obras exclusivamente para él.
De estas obras hay una que destaca y por la que se le recuerda hasta nuestros días: el inmortal Concierto para la Mano Izquierda del gran Maurice Ravel.
Esta fantástica historia real de un joven pianista que perdió uno de sus brazos y pudo rehacer su carrera como concertista es una muestra de lo que el carácter del hombre puede lograr a pesar de un destino fatalmente adverso.




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