domingo, 31 de octubre de 2010

El Juicio

"Cuenta una antigua leyenda que en la Edad media un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de asesinato. El culpable era una persona muy influyente del reino, y por eso desde el primer momento se procuró hallar un chivo expiatorio para encubrirlo.
El hombre fue llevado a juicio y comprendió que tendría escasas oportunidades de escapar a la horca. El juez, aunque también estaba confabulado, se cuidó de mantener todas las apariencias de un juicio justo. Por eso le dijo al acusado: Conociendo tu fama de hombre justo, voy a dejar tu suerte en manos de Dios: escribiré en dos papeles separados las palabras "culpable" e "inocente". Tú escogerás, y será la Providencia la que decida tu destino.
Por supuesto, el perverso funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: "Culpable." La víctima, aún sin conocer los detalles, se dió cuenta de que el sistema era una trampa. Cuando el juez lo conminó a tomar uno de los papeles, el hombre respiró profundamente y permaneció en silencio unos segundos con los ojos cerrados. Cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos y, con una sonrisa, tomó uno de los papeles, se lo metió a la boca y lo engulló rápidamente. Sorprendidos e indignados, los presentes le reprocharon:
- Pero ¿qué ha hecho? ¿Ahora cómo diablos vamos a saber el veredicto?
- Es muy sencillo -replicó el hombre- Es cuestión de leer el papel que queda, y sabremos lo que decía el que me tragué.
Con refunfuños y una bronca muy mal disimulada, debieron liberar al acusado, y jamás volvieron a molestarlo."

"Por más difíciles que se nos presente una situación, nunca dejemos de buscar la salida, ni de luchar hasta el último momento. En momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento." Albert Einstein

Tomado del libro La Culpa es de la Vaca de Jaime Lopera y Marta Inés Bernal

viernes, 29 de octubre de 2010

Uno ve lo que quiere ver...

"los historiadores saben que una cosa es la historia contada y otra es la historia real... porque uno ve lo que quiere ver.
Lea detenidamente esta historia:
A un vendedor de calzado, una vez su jefe lo envió a África a vender zapatos. Cuando regresó y debía dar cuentas de sus ventas, el hombre le dijo a su jefe:
No vendí nada porque ahí los nativos andan todos descalzos.
El jefe, no satisfecho con los resultados, mandó a otro empleado nuevamente a África con la misma cantidad de pares de zapatos para vender.
A su regreso, le preguntó: ¿Cómo te fue con la venta?
Y el vendedor respondió:
Vendí todos los pares que me dió y todavía tengo más pedidos para enviar, porque allí los nativos andan todos descalzos.

Uno interpreta lo que quiere interpretar.

Y esto sucede porque nuestra percepción de los hechos es selectiva. Elijo qué quiero ver y como no puedo ver todo, mi percepción va a seleccionar. (...) de acuerdo con lo que veas es cómo te vas a mover y funcionar.
Y esta misma interpretación va a depender de las diferentes clases de pensamientos que elabores en tu mente: pensamientos negativos o pensamientos positivos."

Extraído del libro Resultados Extraordinarios de Bernardo Stamateas

viernes, 22 de octubre de 2010

El Problema

"Un gran maestro y un guardián compartían la administración de un monasterio zen. Cierto día el guardián murió, y había que sustituirlo. El gran maestro reunió a todos sus discípulos para escoger quien tendría ese honor. Voy a presentarles un problema - dijo-. Aquel que lo resuelva primero será el nuevo guardián del templo.
Trajo al centro de la sala un banco, puso sobre éste un enorme y hermoso florero de porcelana con una hermosa rosa roja y señaló: ¡Éste es el problema!
Los discípulos contemplaban perplejos lo que veían: los diseños sofisticados y raros de la porcelana, la frescura y elegancia de la flor... ¿Qué representaba aquello? ¿Qué hacer? ¿Cuál era el enigma? Todos estaban paralizados. Después de algunos minutos, un alumno se levantó, miró al maestro y a los demás discípulos, caminó hacia el florero con determinación y lo tiró al suelo.
Usted es el nuevo guardián -le dijo el gran maestro-, y explicó: Yo fuí muy claro, les dije que estaban delante de un problema. No importa que tan bellos y fascinantes sean, los problemas tienen que ser resueltos. Puede tratarse de un vaso de porcelana muy raro, un bello amor que ya no tiene sentido, un camino que debemos abandonar pero que insistimos en recorrer porque nos trae comodidades. Sólo existe una forma de lidiar con los problemas: atacarlos de frente. En esos momentos no podemos tener piedad, ni dejarnos tentar por el lado fascinante que cualquier conflicto lleva consigo."

Tomado del libro La Culpa es de la Vaca de Jaime Lopera y Marta Bernal

Muchos autores hablan de los problemas como oportunidades pues al enfrentarlos podemos descubrir cosas que estabamos pasando por alto, errores propios y/o ajenos, nuevos caminos, soluciones creativas o dejar de lado cosas sin sentido.
Y si bien el análisis y la meditación sobre un problema nos ayudan a enfrentarlo y es un camino mucho mejor que el huir, la negación ciega o la espera fantasiosa de que el tiempo arreglará las cosas, el exceso de análisis de un problema -que se puede llamar parálisis por análisis- conduce a la inacción y la solución nunca llega.
Benjamín Franklin decía: "La peor decisión es la indecisión." Medita, estudia y analiza el problema pero no te enamores de él... ¡Hazle frente y actúa! ¡Acaba con el problema!

domingo, 17 de octubre de 2010

Poema

"Si no puedes ser pino de la cumbre,
sé la mata del valle, pero sé la mejor
de las matas que hay junto al arroyo;
sé el arbusto, si no puedes ser el árbol...

Si no puedes ser arbusto, sé hierba
que de algún camino aumenta la alegría;
si no puedes ser rosa, sé esparto,
pero el más vivaz esparto del lago...

Si no puedes ser camino, sé sendero;
si no sol, sé estrella que titila;
no busquemos tamaños en la lucha,
sino ¡ser el mejor de lo que seas!"

Douglas Malloch

sábado, 16 de octubre de 2010

Si ...


"Si puedes mantener la calma cuando todos los demás
la pierden y te culpan por ello;
Si puedes confiar en ti mismo cuando todos dudan de ti,
pero tomas en cuenta sus dudas;
Si puedes esperar y no cansarte en la espera,
o siendo engañado, no pagar con mentiras,
o siendo odiado, no dar cabida al odio,
y no obstante ser bueno no finges serlo más,
ni al hablar saber más de lo que sabes.

Si puedes soñar - y no dejar que los sueños te dominen;
Si puedes pensar - y no hacer de tus pensamientos imposición;
Si puedes encontrarte con el triunfo y el fracaso y tratar a estos dos impostores de la misma manera;
Si puedes soportar oír la verdad que has hablado
torcida por cuchillos y convertida en trampa para tontos,
o ver las cosas que hiciste en tu vida, rotas,
y construirlas nuevamente con herramientas melladas.

Si puedes hacer una fortuna de tus ganancias
y arriesgarlo todo a la suerte de un día, y tirar
y perder, y volver a empezar por el principio
y nunca maldecir tu pérdida;
Si puedes forzar tu nervio y tus tendones
a servirte en tu camino mucho después de la partida,
y resistir cuando todo flaquea
excepto la Voluntad que les dice: ¡Adelante!

Si puedes hablar en multitud y mantener tu virtud,
o caminar con reyes - sin perder tu sentido común,
si ni los enemigos ni los amigos pueden herirte,
si todos los hombres cuentan contigo pero ninguno demasiado;
Si puedes llenar el inexorable minuto
con sesenta segundos que te lleven al cielo...
tuya es la Tierra y todo lo que está en ella,
y -lo que es más- ¡Serás un Hombre, hijo mío!"

Rudyard Kipling

domingo, 10 de octubre de 2010

La Cama junto a la Ventana

"Según cuenta una vieja historia, cierto día, un hombre gravemente enfermo fue llevado en silla de ruedas a una habitación de hospital donde otro paciente ocupaba la cama que había junto a la ventana. Al poco tiempo, los dos ya se habían hecho amigos y el que estaba al lado de la ventana miraba por ella y se pasaba las horas deleitando a su compañero postrado en la cama con vívidas descripciones del mundo exterior. Algunos días describía la belleza de los árboles del parque que había frente al hospital y la danza de las hojas en el viento. Otros días, entretenía a su amigo con minuciosas narraciones de lo que la gente que pasaba junto al hospital hacía. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, el hombre postrado en la cama empezó a sentirse frustrado porque no podía ver por sí mismo las maravillas que su amigo describía. Su antipatía continuó creciendo y acabó por odiarlo intensamente.
Una noche, durante un ataque de tos particularmente severo, el paciente de la cama junto a la ventana dejó de respirar. En vez de apretar el interruptor para pedir ayuda, el otro hombre eligió no intervenir. A la mañana siguiente, el paciente que le había proporcionado a su amigo tanta felicidad compartiendo con él lo que veía a través de la ventana fue declarado muerto y retirado de la habitación. Sin pérdida de tiempo, el otro hombre pidió que colocaran su cama al lado de la ventana, una petición que fue atendida por la enfermera de servicio. Pero cuando al fin se asomó, descubrió algo que le hizo estremecerse: la ventana daba a una desnuda pared de ladrillos. Su antiguo compañero de habitación había sacado las increíbles vistas que le describía de su imaginación como gesto de amor para hacer el mundo de su amigo un poco mejor en aquel momento difícil. Había actuado desinteresadamente, por amor."

Extraído del libro Lecciones sobre la Vida del Monje que vendió su Ferrari de Robin S. Sharma

El pensar únicamente en sí mismo y la envidia, por no estar en el lugar de su amigo que creció hasta convertirse en odio, fueron las causas que en el momento que pudo ayudarlo y quizás salvarle la vida no supo corresponder a su amistad.
Luego descubriría algo de aquella anhelada vista desde la ventana que nunca hubiera imaginado. Un error común del ser humano es asumir que los demás son incapaces de hacer cosas o pensar de modo que él nunca haría.
Muchas veces contamos con personas que en momentos difíciles para nosotros están allí para ayudarnos a sobrellevarlos... quizás nuestra madre o padre, un amigo, un consejero... pero quizás nos olvidamos preguntarnos si esa persona, aunque en apariencia no lo demuestre, podría necesitar de nosotros también.

viernes, 8 de octubre de 2010

La Felicidad es El Camino...

"Nos convencemos de que la vida será mejor después de cumplir los 18 años, después de casarnos, después de conseguir un mejor empleo, después de tener un hijo, después de tener otro...
Entonces nos sentimos frustrados porque nuestros hijos no son lo suficientemente grandes, y pensamos que nos sentiremos felices cuando lo sean. Después nos lamentamos porque son adolescentes difíciles de tratar; ciertamente, nos sentiremos más felices cuando salgan de esa etapa... creemos.
Nos decimos que nuestra vida será completa cuando a nuestro(a) esposo(a) le vaya mejor, cuando tengamos un mejor carro o una mejor casa, cuando podamos ir de vacaciones, cuando estemos retirados.
La verdad es que no hay mejor momento que este para ser felices. Si no es ahora, ¿cuándo?
Una de nuestras frases favoritas es de Alfred de Souza: "Por largo tiempo parecía para mí que la vida estaba a punto de comenzar, la vida de verdad. Pero siempre había un obstáculo en el camino, algo que resolver primero, algún asunto sin terminar, tiempo por pasar, una deuda que pagar; entonces la vida comenzaría. Hasta que me di cuenta de que esos obstáculos eran mi vida."
Esta perspectiva nos ha ayudado a ver que no hay camino a la felicidad: la felicidad es el camino. Debemos atesorar cada momento, mucho más cuando lo compartimos con alguien especial, y recordar que el tiempo no espera a nadie.
No espere a terminar la escuela, hasta volver a la escuela, hasta bajar 10 libras, hasta tener hijos, hasta que los hijos vayan a la escuela, hasta que se case, hasta que se divorcie, hasta el viernes por la noche, hasta el domingo por la mañana, hasta la primavera, al verano, el otoño o el invierno, o hasta que muera, para aprender que no hay mejor momento que este para ser feliz. La felicidad es un trayecto, no un destino.

Trabaja como si no necesitaras dinero, ama como si nunca te hubieran herido y baila como si nadie te estuviera viendo."

Extraído del libro La Culpa es de la Vaca de Jaime Lopera y Marta Bernal.

domingo, 3 de octubre de 2010

Las Bolsas

"Había un hombre que tenía una bolsa delante y otra atrás. Cuando le preguntaron: ¿Qué tienes ahí adelante?, el respondió: Aquí, en esta bolsa, tengo las cosas malas que me pasaron, para recordarlas y analizarlas, y en esta otra bolsa, la bolsa de atrás, las cosas buenas que me pasaron y que, cada tanto, miro.
Otro hombre que también pasó con dos bolsas, dijo, ante la misma pregunta, que en la bolsa de adelante tenía las cosas buenas que le habían pasado para recordarlas y darle gracias a Dios y en la bolsa de atrás, las cosas malas que cargaba con él.
Finalmente, un tercer hombre, al ser consultado, respondió que en la bolsa de adelante tenía todas las cosas buenas y en la de atrás las cosas malas, pero el observador vió que la bolsa de atrás estaba vacía y entonces preguntó por qué, y el hombre de las bolsas respondió: Es que rompí la bolsa de atrás y cuando tiro algo malo se cae."

Extraído del libro Gente Tóxica de Bernardo Stamateas